Historia

 

En los años 70, los arqueólogos encontraron que existió una civilización, más completa que lo que se pensaba, de la que quedan pirámides circulares, un juego de pelota, un anfiteatro y algunas terrazas y edificios así como remanentes de actividad minera.

 

En 1970, el arqueólogo estadounidense Phil Weigand estaba de visita en el Balneario El Rincón, cerca del pequeño pueblo de Teuchitlán. En la piscina, su esposa, el historiador Acelia García encontró una hoja de obsidiana, que intrigó a la pareja. "¿Dónde ha salido eso?" Se preguntaban.

Resultó que el parque de agua que había sido el sitio de un antiguo taller, donde los cuchillos y navajas de obsidiana incontables habían producido. La pareja entonces comenzó a ir de excursión en las montañas justo por encima del balneario y terminó vagando entre las ruinas de los curiosos "pirámides redondas" ahora conocido como Los Guachimontones.

Más tarde, Weigand recordó el momento: "Me paré sobre la pirámide más grande, miró a su alrededor y pensé: 'Esto es inesperado." Resultó ser una subestimación. El matrimonio Weigand dejar de lado un verano para explorar las pirámides que habían encontrado y terminó pasando el resto de sus vidas que documentan una sociedad compleja y altamente organizada que se había iniciado en el oeste de México en el año 1000 aC y había llegado a su apogeo en el año 200 dC.

 

Este complejo fue construido por la tradición Teuchitlánque fue una de las primeras civilizaciones en el Occidente de Mesoamérica, la cual floreció hacia el año 300 a.C. y tuvo su apogeo entre el 200 y 400 d.C. despareciendo hacia el 900 d.C. La tradición Teuchitlán fue un pueblo dedicado en gran parte a realizar trabajos de obsidiana, cobre, oro, plata y malaquita, además de haber dejado un gran legado en la traza urbana.

El sello distintivo de esta tradición fue su estilo arquitectónico, el que consistió en centros ceremoniales en forma de círculos concéntricos, que con frecuencia son de dimensiones monumentales y a los que hoy reconocemos como GuachimontonesEl nombre de este asentamiento al parecer, proviene del vocablo náhuatl Huaxe (guaje) y de la palabra en castellano montón, lo que se traduce como montón de guajes, ya que abundan en la zona.




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